La mayoría de los acueductos en la actualidad hacen la filtración de agua con arenas, gravilla, carbón, etc. que se denomina macrofiltración, o conocido comúnmente como filtro de lecho granular. Consiste en un tanque o contenedor que contiene diferentes capas de materiales filtrantes, como arena, gravilla y carbón activado y que filtra el agua en un rango entre 10 a 100 micras.

El agua se introduce en la parte superior del filtro y atraviesa las diferentes capas de filtración. Cada una de estas capas tiene un tamaño de partícula diferente, lo que ayuda a retener y atrapar los contaminantes suspendidos en el agua.

La arena es la capa más gruesa y actúa como un primer filtro, atrapando partículas grandes. La gravilla se coloca encima de la arena y tiene partículas de menor tamaño, lo que permite una filtración más fina y retiene partículas más pequeñas.

El carbón activado, que a menudo se coloca en la capa superior, tiene la capacidad de absorber sustancias químicas orgánicas y reducir sabores y olores no deseados en el agua. El carbón activado funciona mediante un proceso llamado adsorción, en el cual las moléculas orgánicas se adhieren a la superficie del carbón.

A medida que el agua pasa a través de estas capas de filtración, las partículas suspendidas y los contaminantes quedan atrapados en el lecho granular. El agua filtrada sale del sistema a través de una salida limpia en la parte inferior del filtro.

Es importante destacar que, con el tiempo, los filtros de lecho granular se obstruyen debido a la acumulación de partículas. Por lo tanto, es necesario realizar un mantenimiento regular, como el lavado y la limpieza de las capas filtrantes, para garantizar un rendimiento óptimo del sistema de filtración.